Viviendo Montessori

 
 

Por Vanesa Mulero González

La enseñanza de las matemáticas en la pedagogía Montessori es radicalmente distinta a la que la mayoría de nosotros recibimos en el sistema tradicional de enseñanza. Podemos pensar que la diferencia principal es el uso de materiales concretos, lo cual ciertamente es una diferencia importante. Sin embargo, estos “manipulativos”, como se conocen, se han tratado de incorporar en el sistema tradicional de forma esporádica, muchas veces de manera inconsistente, con resultados diversos; su uso introducido y controlado por la figura del maestro. 

Sin embargo, en la educación Montessori, los materiales están integrados desde muy temprano, fundamentados en las tendencias humanas descritas por Mario Montessori, el hijo de María.  Mario nos explica que una de las tendencias de los seres humanos es observar y abstraer, usando su imaginación de forma creativa para ver lo que todavía no está ahí. Nos explica que los seres humanos utilizamos nuestras manos para manifestar una idea. Esta conexión de la mano y la mente, que podríamos considerar una educación con base sensorial, la enfatiza María Montessori cuando nos dice que “la mente recuerda lo que la mano hace”. 

Mario Montessori también nos habla de la tendencia hacia la exactitud, necesaria para lograr eficiencia, y del control de error integrado en los materiales, que le permite al niño y a la niña auto-educarse y auto-perfeccionarse. La manipulación y la actividad que los niños realizan con los materiales les provee la experiencia necesaria para expandir sus inteligencias y adquirir mayor conocimiento. La posibilidad de repetición a través del trabajo con los materiales hasta lograr la auto-perfección es lo provee al estudiante el sentido de satisfacción que lo incentiva a continuar explorando y conociendo.

En su libro Psicoaritmética, María Montessori nos explica su propuesta y visión sobre el currículo de aritmética y matemáticas del nivel de elemental. María propone que la finalidad de la enseñanza de las matemáticas es el desarrollo de la atención, concentración y comprensión, ya que su enseñanza evoluciona en la mente del niño y la niña, mientras la desarrolla.

 
 

Montessori visualiza al niño como un ser racional, y ve la aritmética como una forma de razonamiento, cuya finalidad es el proceso y no el resultado. Nos plantea que utilizar "material científicamente determinado" para presentar a los niños de manera clara e inequívoca los fundamentos que despiertan el pensamiento racional, no sólo facilita el aprendizaje de la aritmética, sino también el desarrollo de una lógica cuya profundidad habría sido pensada imposible de lograr en ellos. Los materiales de la aritmética se pueden comparar con "una arena de gimnasia mental".

Muchos de los conceptos matemáticos que se desarrollarán luego en la elemental fueron presentados como materiales sensoriales de Casa de Niños, como la torre rosada, la escalera café y el cubo del binomio. Los mismos materiales son utilizados por los niños en distintas edades, debido a que tienen distintos niveles de consciencia en diferentes edades.

El material es el verdadero maestro y el error es un paso normal en el proceso de aprendizaje. Los materiales deben de incorporar la autocorrección, y permitir al estudiante percibir el error con simpatía y, por ende, con aceptación. 

María Montessori nos enfatiza:

“Este maestro (refiriéndose al material] enseña proveyendo la mayor satisfacción a la inteligencia del niño, instándolo a tratar una y otra vez, repetir más de una vez, precisamente por su claridad y precisión. Es un maestro que siempre está listo, siempre paciente, siempre de buen humor, listo para repetir la lección.” 

El estudio de las matemáticas nunca debe de ser una lista de procedimientos para memorizar, sino algo para descubrir y percibir con la mano antes de ser comprendido por la mente. Los principales motores del aprendizaje son el interés y el descubrimiento. Debemos dejar que los niños experimenten la belleza de las matemáticas.

Xavier Rivera