Las tendencias humanas en el ambiente montessoriano

 
 

Uno de los principios montessorianos es que el desarrollo humano, en parte, es posible gracias a las “tendencias humanas”. Una tendencia es una inclinación a ciertas acciones o conductas que a su vez van dirigidas hacia un fin determinado. 

Algunas de las tendencias humanas son la exploración, la orientación, el orden, la imaginación, la manipulación, la repetición, la tendencia a la perfección y la comunicación; entre otras (Polk Lillard, 1996). Estas tendencias ayudan a satisfacer las necesidades fundamentales del ser humano y se manifiestan a través de toda la vida. 

Los guías Montessori reconocen la importancia de las tendencias humanas en el desarrollo del niño, niña y del joven. Por lo tanto, a través del ambiente preparado, se aseguran de que los estudiantes puedan manifestar libremente estas tendencias de acuerdo a su plano del desarrollo. 

Los ambientes montessorianos se distinguen, no solo por su belleza, sino también por su estructura. Todo lo que está en el ambiente tiene un lugar específico para que el niño y la niña lo encuentre de manera independiente. Los materiales se colocan sobre las tablillas en un orden específico.  Este sentido de orden inspira también un buen sentido de orientación. Por lo tanto, el niño manifestará la tendencia de la exploración del ambiente. 

También se fomenta el orden y la orientación cuando los guías presentan actividades y materiales en una secuencia lógica. Todo material y toda actividad va desarrollando en el estudiante un pensamiento lógico y ordenado. 

Muchos de los materiales en el ambiente preparado son representaciones concretas de ideas y conceptos abstractos. La tendencia del niño y la niña hacia el trabajo lo lleva entonces a la manipulación de estos materiales. A su vez, la tendencia a la repetición y al control de error lo llevará hacia la búsqueda de la precisión hasta lograr la perfección. 

Gracias a la manifestación de estas tendencias, los estudiantes descubren; por sí mismos; estas ideas abstractas que se representan y se transmiten a través de los materiales. De igual manera, el niño y joven tendrá múltiples experiencias en los ambientes Montessori para manifestar su imaginación y poder de abstracción. 

La tendencia a la comunicación también se manifiesta y se fortalece en los ambientes Montessori. Desde pequeños, desarrollan el lenguaje oral pues tienen la libertad de moverse e interactuar con sus compañeros y adultos del ambiente. Descubren la escritura como otro modo de comunicación. Desarrollan la lectura, la redacción y demás artes del lenguaje. El niño aplica, con propósito, la buena comunicación al trabajar de manera cooperativa con otros para solucionar problemas y para expresar sus ideas y pensamientos. 

Cuidar la manifestación de las tendencias humanas en el ambiente preparado es vital para el desarrollo pleno del niño, niña y del joven. Seguramente, estas buenas experiencias contribuirán a la integración y adaptación del niño y del joven a su comunidad y al mundo. 

Xavier Rivera