Montessori: una semilla en la montaña
Por Andrea Santiago Vicente
Doce años atrás, el panorama de la escuela Segunda Unidad del Barrio Pasto en Aibonito no era alentador.Una alta incidencia de violencia escolar, deserción y la presencia del narco en la comunidad eran solo algunos de los retos que, sumados a una amenaza de cierre, llevaron al plantel al borde del fracaso.
Sin embargo hoy, esa comunidad que estaba desconectada de su escuela es cosa del pasado. Hace doce años, la escuela comenzó un proceso de transformación al método Montessori que, más allá que académico, ha resultado en una nueva escuela para el Barrio Pasto.
''La escuela era para desertores escolares referidos por fiscalía porque la escuela apenas tenía matrícula, nadie quería venir a esta escuela porque había mucha droga... nosotros vivíamos preocupados y luego que se inició el proyecto [Montessori], fue mejorando y hoy día nos sentimos muy felices de que esté la escuela en este barrio'', señaló Juanita, líder de la comunidad y abuela voluntaria de la escuela.
Hace 12 años , la escuela contaba con 163 estudiantes distribuidos en 25 salones: en cada salón, había de 6 a 7 estudiantes. Hoy, cada salón opera a capacidad. La escuela cuenta con una matrícula de 411 niños y hay una lista de espera.
''El barrio Pasto era el barrio donde nadie quería llevar a sus hijos y prácticamente el modelo Montessori y la transformación en estos años , hemos logrado que el mapa de Aibonito completo mire el barrio como la alternativa de educación para sus hijos'', informó Janice Alejandro, directora de la escuela desde el 2013.
El proyecto Montessori comenzó en este plantel en el 2007 con un ambiente de Casa de Niños y dos guías llenas de entusiasmo: Yolanda Latorre y Carmen Ortiz. Estas pioneras dejaron la enseñanza tradicional para implementar la filosofía Montessori, en la que se formaron gracias al Instituto Nueva Escuela.
Ante un panorama incierto -- una escuela que no contaba con materiales Montessori, sin el respaldo de la administración y sin ningún otro personal que conociera de Montessori -- Carmen y Yolanda aceptan la invitación y se lanzan a llevar Montessori al barrio. Gracias a esa semilla, hoy la escuela ofrece el currículo Montessori a la toda su matrícula , un 92% de su facultad certificada en la filosofía y una comunidad apoderada de la educación de sus residentes. La comunidad es además, una parte integral del funcionamiento de la escuela, como ejemplifica Janice:
''Ellos son un puente: si el sábado o el domingo el portón se quedó abierto o algo pasa en la escuela, se atreven a llamarte, cosa que no pasaba antes. Si hay maestros pintando vienen y los ayudan. Si hay una casa abierta se ofrecen para ayudar. Ese puente con la comunidad ha sido uno de los mayores logros'', nos contó, entusiasmada, la directora.
Incluso parte de la transformación ha sido por la participación de los padres, tanto así que las asambleas de familias tienen que ser divididas por nivel por tan alta participación de familias, algo que no sucedía hace 12 años.
''No hemos transformado solo maestros que deciden estudiar, hemos transformado familias, hemos transformado una comunidad que desconocía que tenía una escuela hermosa y que académicamente teníamos unos niños con [mucho] potencial'', concluyó Alejandro, con el orgullo de quien forma parte de la solidaridad y la transformación.